El último había sido uno bien entretenido aunque jugado con la premura y la preocupación de que justamente, vaya a ser el último. Hablamos del último partido oficial jugado por un equipo argentino hasta ayer a las 17.01. En ese entonces (16 de marzo), Colón le ganó 3 a 1 a Rosario Central por la Copa de la Superliga. Al día siguiente, se suspendieron todas las actividades deportivas en el país a raíz de la pandemia. 185 días después, volvió a pasar: un equipo argentino jugó un partido oficial.
Racing reanudó su participación en la Libertadores recibiendo a Nacional de Uruguay. Fue un jueves por la tarde. Un horario tan raro como ese último partido (lunes a la noche) pero es buena metáfora de lo que será el fútbol por un tiempo: una experiencia extraña.
Muchos hinchas esperaban volver a sentir las sensaciones que rodean a un partido como el que jugó ayer la “Academia”. La previa, el partido y el después. Incluso en la derrota como sucedió ayer. En algunas cosas, nada será igual no había (ni habrá) público, entrenadores con barbijos y cinco cambios por equipos. En otras cosas, todo sigue igual. La sensación de perder sigue siendo la misma y tiene los mismos ingredientes: bronca y ganas de revancha. La polémica también: el penal que derivó en el 1-0 definitivo del “Bolso” sigue discutiéndose. Discutir horas si una mano fue casual o no, otra de las cosas que no cambian.
Esas ganas de revancha se canalizarán rápidamente. Racing la tendrá la semana que viene. Porque si paso tanto tiempo desde el último partido, ahora hay que ponerse al día. Con algunas cosas como estaban y otras bien diferentes.